“Me falta un poco el aire que soplaba o simplemente tu espalda blanca...na na na na na na na na. Y ese reloj ya no andaba, de mañana a tarde siempre se paraba
Como yo el te miraba, Nunca llorare por ti, a pesar de lo que un tiempo fui...no no no no no no no no. Si, lo admito, alguna vez, te pienso pero, no me tocas mas…”
Mágicamente sonaba Tiziano Ferro en el restaurante nos miramos y sonreímos, era la canción que habíamos tatareado en el camino, las coincidencias son regalos del destino pensé, tome su mano la acaricie y se la bese, si había algo que me encantaba al acariciarla era sentir la suavidad de su piel. Tomamos un par de copas, conversamos mientras reíamos con facilidad, me dijo
–Quiero fumar -
Miramos a nuestro alrededor y vimos a unas mujeres que conversaban dos mesas más allá de la nuestra con humo en sus manos.
-pídele un cigarro-
Me peine un poco y me pare de la mesa
-mira lo que tengo- mostrándole el cigarro
-un hombre coqueto también puede conseguir cosas-me dijo con picardía, a la vez que soltábamos una carcajada.
Pedimos la cuenta y caminamos largo rato por el parque siempre sintiendo entre mis dedos su suave piel, buscamos los columpios nos encantaba columpiarnos. Fuimos a su departamento nos acostamos en su sillón y la conversación era cada vez mas interesante a la vez que humeábamos un cigarrito ilegal la risa abundaba y la pausas ya se hacían notar, por un momento perdí la noción del tiempo pero era agradable sentir que me elevaba tomado de esa mano suave.
-acompáñame- me dijo
Aquella noche nuestros cuerpos fueron uno solo, en esas sabanas que conocían mucho de nosotros.
No te imaginas cuanto amaba a esa mujer
Ya han pasado dos años de la última vez que la vi. Estábamos sentados en esa pequeña plaza, las cosas no estaban bien, los dos queríamos besarnos, extrañábamos nuestros labios, eso se leía en nuestra mirada, queríamos seguir juntos de la mano aquel hermoso camino. Y yo sabía que las mujeres perdonan las infidelidades, pero no las olvida y tenía muy claro que nunca fui desleal a mis sentimientos, siempre la ame, aun recuerdo cuando se paro, la seguí con la mirada hasta que ya no puede, mientras que por mi cabeza pasaban muchos recuerdos de todo lo que había perdido al verla alejarse. Estuve toda la tarde sentado en aquella banca, cuestionándome si había sido la mejor decisión, algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer. Cuando tiene que decidir el corazón es mejor que decida la cabeza pensaba. Y a menudo visito aquella banca para seguir pensando.
Estaba acostado leyendo a Coelho cuando escucho sonar el teléfono
-alo-
-hola-
Fue un deja-vu para mi corazón que se paralizo, era aquella voz que te queda guardada en la piel. Conversábamos largo rato y el tiempo fue una compañera imperceptible, pero yo solo quería saber algo y aquel era el momento indicado el instante mágico en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia, me arme de fuerza y mientras ella hablaba la interrumpí
-¿volverías a caminar de la mano conmigo?
Sentí que la pregunta la hizo pensar un largo rato que las dudas pasaban por su corazón el cual daban respuestas que cambiaban en su mente.
-no- - pero quiero verte-
-¿Para besarme o para asegurarte que ya no sientes nada al verme?- le pregunte
- quiero que nos sentemos en el parque y conversar de mil cosas-
-¿y nos podemos columpiar?-
- me encantaría- respondió con su voz tierna y suave.
“Me falta un poco el aire que soplaba o simplemente tu espalda blanca...na na na na na na na na. Y ese reloj ya no andaba, de mañana a tarde siempre se paraba
ResponderEliminarComo yo el te miraba, Nunca llorare por ti, a pesar de lo que un tiempo fui...no no no no no no no no. Si, lo admito, alguna vez, te pienso pero, no me tocas mas…”
El corazón que piensa y amo sinceramente, siempre será tocado
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